¿Recuerdas cuando viajamos al país de las nieves resplandecientes?

¿Recuerdas cuando visitamos la región de los  siete mares?

¿Te acuerdas de cuando estuvimos en aquel submarino azul lleno de sirenas?

Todo aquello pasó y terminó.

Como ocurre con los días del calendario.

Muertos aquellos días,

solo nos queda el recuerdo.

Permanecen únicamente las horas ya idas.

El recuerdo difuminado.

Porque huiste con un bolso rojo,

y decidiste amar a una esquina repleta de parné.

La historia de los inadaptados,

de los desheredados,

de los antihéroes,

de los desahuciados,

de los desterrados,

de todos aquellos que son expulsados

de cualquier grupo social…

Ahí están, en líneas generales,

las fuentes de la literatura, del cine y del arte.

Una guitarra entre las piernas

de una fémina singular.

Unas notas musicales que salen de

un alma que grita como un tsunami.

Unas manos que exprimen la madera

muerta hace años ya.

Y esa hembra de pechos generosos

toca las cuerdas y suena

el infinito.

Y los ángeles que sueñan con enamorados polvos quevedianos

cruzan el río barroco para arrancar de la muerte

los aires lechosos y totales de la vida.