8 de diciembre de 2012


La dulce flor que se mueve por la oficina
hace bien su trabajo.
Todos la miran con admiración.
Algunos, con cierta envidia.
La dulce margarita es perfecta.
La dulce rosa hace las cosas como dictan las establecidas normas.
La dulce flor trabaja como ninguno y ninguna.
Sin embargo, la pulsera dorada que lleva en
su muñeca le está diciendo que se tome
un respiro,
un kit-kat,
un blimey baby you are a human thing.
Y por esas casualidades de la vida,
la chica perfecta ha oído a la pulsera dorada.
De modo que esta noche va a llamar a un chico peligroso
y lo va a invitar a su casa ver
una peli de acción.
Porque luego, con el vodka, el whiskey o
lo que encarte habrá también
acción.

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